En Brasil, específicamente en São José do Rio Preto, estado de São Paulo, y Belo Horizonte en Minas Gerais, se ha detectado el virus del Zika en monos muertos.
Si bien hace algunos años se detectó el virus del Zika en monos acostumbrados a la presencia de humanos en el estado brasileño de Ceará, esta es la primera detección en la naturaleza desde que comenzó la epidemia.
No es fiebre amarilla, es Zika
El hallazgo se produjo luego de que pobladores locales, por temor a ser contagiados por la fiebre amarilla, mataron a varios monos titíes (Callithrix sp.) y capuchinos (Sapajus sp.) que se mostraban enfermos.
Cuando los investigadores atendieron el caso, descubrieron que los animales ciertamente estaban afectados, pero no por fiebre amarilla, como se pensó en un principio.

Luego de analizar los cuerpos de los animales, los investigadores confirmaron que estaban infectados por el virus del Zika, tanto en São José do Rio Preto como en Belo Horizonte. La secuencia completa mostró que el virus era muy parecido al que estaba infectando a los humanos.
Otra evidencia fue el hecho de que, en los lugares donde se encontraron los cuerpos de los animales, los investigadores recolectaron mosquitos portadores de Zika.
En complemento, se indujo una infección experimental por Zika en monos sanos; la inoculación del virus causó que los monos mostraran una alteración de comportamiento, confirmando la hipótesis de que la infección los habría vuelto más susceptibles a ser capturados e inmolados.
El descubrimiento muestra que existe la posibilidad de que el Zika establezca un ciclo de transmisión selvática, que involucra a animales salvajes en Brasil, como ya ocurre en el caso de la fiebre amarilla.
Ciclo salvaje
De confirmarse el ciclo salvaje, cambiaría completamente la epidemiología del Zika porque significa que hay un reservorio natural desde donde el virus puede reinfectar a la población humana con mucha más frecuencia.

La infección natural y experimental de monos con Zika muestra que estos animales pueden ser hospedadores vertebrados, que participan en la transmisión y circulación del virus en ambientes urbanos tropicales.
El virus del Zika apareció originalmente en monos en África. Esporádicamente, salía de los bosques e infectaba poblaciones humanas. Cuando se propagó de África a Asia, el virus pasó a circular sólo entre humanos, y aparentemente, mantuvo esa característica cuando se instaló en las Américas.
Pero el nuevo descubrimiento sugiere otra epidemiología posible, más parecida a la de la fiebre amarilla, que de ser confirmada, haría que el combate contra el Zika sea mucho más arduo y complejo de lo pensado.
Al respecto, el investigador Nikos Vasilakis, afiliado al Departamento de Patología y Centro de Biodefensa y Enfermedades Infecciosas Emergentes de la Universidad de Texas, explicó:
“Nuestras observaciones tendrán implicaciones importantes en la comprensión de la ecología y transmisión del Zika en las Américas. Aunque este es uno de los primeros pasos en el establecimiento de un ciclo de transmisión enzoótica entre primates no humanos y mosquitos arbóreos, sus alcances y repercusiones son enormes, ya que es imposible erradicar este ciclo de transmisión”.
Referencia: Evidence of natural Zika virus infection in neotropical non-human primates in Brazil. Scientific Reports, 2018. https://doi.org/10.1038/s41598-018-34423-6