El consumo calórico excesivo y la inactividad física conllevan a un desequilibrio energético que con el tiempo resulta en el sobrepeso y el desarrollo de la obesidad. Debido al incremento constante de esta tendencia observado en las últimas décadas, ha surgido una plétora de estudios que investigan las causas, los efectos y la prevención de la epidemia de obesidad.
Basándose en evidencia de estudios epidemiológicos y traslacionales, un panel de expertos convocado por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, concluyó que 16 tipos de cáncer, la mayoría cánceres gastrointestinales, están asociados de manera convincente con la obesidad, convirtiéndola en la segunda causa de cáncer después del tabaquismo.
Comprender mecanismos
Debido a la ausencia de intervenciones efectivas que reduzcan la obesidad a nivel poblacional, es de suma importancia comprender los mecanismos biológicos que subyacen a las asociaciones entre la obesidad y el cáncer.
En este contexto, un equipo de científicos examinó los hallazgos de investigaciones previas que analizan los vínculos biológicos entre obesidad y cánceres de colon, recto, páncreas, hígado, esófago, vesícula biliar y estómago, así como también estudios sobre dietas, ejercicios, cirugía de pérdida de peso y otras intervenciones relacionadas con el peso que pueden ayudar a revertir esta conexión.

Elucidar los factores que median en el enlace obesidad-cáncer aumentaría la capacidad de alterar esta asociación de maneras significativas y facilitaría el diseño eficaz y la administración óptima de intervenciones farmacológicas.
Además, la comprensión de estos mecanismos también permitiría intervenciones adaptadas para reducir o eliminar los factores que impulsan con mayor fuerza la asociación entre el balance energético y la carcinogénesis gastrointestinal.
Factores incidentes
Desde una perspectiva nutricional, un estudio investigó el efecto de la reducción del consumo de grasas y al mismo tiempo aumentó el consumo de granos, verduras y frutas para prevenir el cáncer en 48.835 mujeres posmenopáusicas.
Los investigadores informaron que los cambios en la dieta no redujeron el riesgo de cáncer colorrectal a largo plazo, pero sí redujeron la incidencia de cáncer de páncreas en mujeres con sobrepeso u obesas.
Adicionalmente, el equipo revisó estudios de cirugía bariátrica, una intervención quirúrgica que suele generar en una rápida reducción del peso corporal y cambios en los marcadores biológicos del riesgo de cáncer en individuos extremadamente obesos.
Los resultados sugieren que la intervención quirúrgica se asocia con una menor incidencia de varios cánceres gastrointestinales vinculados a la obesidad, incluidos el esófago, el páncreas y el cáncer de hígado.

El Dr. Stephen D. Hursting, afiliado al Departamento de Nutrición de la Universidad de Carolina del Norte y coautor del estudio, expresó:
“Están surgiendo datos de que, frente a la obesidad crónica, un cambio metabólico rápido y sostenido como el que se logra con la cirugía bariátrica, parece revertir muchos efectos de la obesidad pro cáncer”.
En complemento, el equipo examinó cómo la pérdida de peso, la actividad física, los modelos de dieta y la cirugía bariátrica, afectan los mecanismos biológicos que están relacionados con el cáncer, como la inflamación, cambios en el tejido adiposo y señales de factores de crecimiento asociados con la obesidad, como la insulina.
Los autores del estudio explican que otros mecanismos, como la reparación del ADN, el estrés oxidativo y la longitud de los telómeros, la función inmune y el microbioma, también podrían contribuir a los efectos del balance energético en los cánceres gastrointestinales.
Referencia: Energy balance and gastrointestinal cancer: risk, interventions, outcomes and mechanisms. Nature Reviews Gastroenterology & Hepatology, 2018. https://doi.org/10.1038/s41575-018-0053-2