Una investigación realizada por los científicos Rowland Atkinson y Mariann Hardey en la que estudiaron a un grupo de 50 personas que viven completamente desconectadas de los canales sociales, en los que, paradójicamente, estamos más conectados en línea, pero en la vida real nos hallamos más asilados tanto de quienes nos rodean como de nosotros mismos.

Si bien las redes sociales han permitido conectar con personas que se encuentran lejos de nosotros, numerosos estudios han revelado los efectos dañinos que causan sobre las personas, como estrés, adicción a estar conectados todo el tiempo, depresión y ansiedad por comparación social.

Marginados sociales

Un episodio de la exitosa serie de Netflix, ‘Black Mirror, plantea una sociedad obsesionada con las redes sociales y sobre estas tienen un sistema por puntos que utilizan para acceder a todo tipo de cosas como mudarse a lugares privilegiados, a obtener créditos y hasta para ser invitados a eventos sociales. Todo el mundo vive de las apariencias para poder estar entre los mayores puntajes y así progresar en la vida.

Sin embargo, hay quienes actúan en contra de este sistema, cuyos puntos son prácticamente inexistentes, pero a pesar de no tener acceso a esa clase de lujos, tienen algo que los habitantes de esa sociedad no tienen: libertad.

Casualmente, los científicos Atkinson y Hardey estudiaron a un grupo de 50 personas que no están conectados en lo absoluto a ningún canal social, y a pesar de que muchas personas pueden pensar que es imposible, estas personas lo han logrado y explican sus hallazgos bajo este nuevo esquema de vida.

Más conectados con la realidad: la vida detrás de la frontera digital

Este grupo de individuos no tiene celulares, perfiles en redes sociales y algunos ni siquiera cuentan con una dirección de email. Lo que ahora parece un imposible, en un pasado no muy lejano era parte de la vida diaria. ¿Cómo lo hicieron y qué encontraron?

Conexiones más reales y duraderas

Uno de los principales hallazgos de este grupo de “marginados digitales” es que pasan más tiempo con otras personas y su interacción social se basa en intercambios presenciales como expresiones faciales, el tacto con otros, hablar y compartir el mismo espacio físico.

Science Alert destaca que para estas personas “el tiempo con otros está asociado con un sentido de calma y propósito en la vida”, pues al no hablar todo el tiempo por otros canales, valoran más este tipo de interacción más personal y más íntima, es decir, valoran más un “reconocimiento más profundo” del otro.

No más presión social

En segundo lugar, quienes tomaron la decisión de desconectarse definitivamente de los medios sociales prefieren las conexiones cara a cara y cultivar aquellas amistades que sí los van a apoyar en todo momento, a tener miles de amigos y seguidores cuyas conexiones son más triviales y efímeras.

Al igual que los marginados del episodio de ‘Black Mirror’, estas personas resaltan que no se sienten ni tristes ni excluidos, y que más bien están liberados de las pantallas, escapando de tanta información abrumadora y cantidad de tareas por hacer.

Por supuesto que abandonar los canales sociales al principio genera mucha ansiedad, pero lo recomiendan pues indican que “desconectarse trae más conexión con nuestra propia compañía”.

Presencia consciente

Por último, el último factor que los individuos han aprendido de este nuevo estilo de vida permite un sentido de existencia más consciente que simplemente decir y mostrar todas las actividades en las que estamos comprometidos.

Si por ejemplo, escogen un estilo de vida más saludable con ejercicio y meditación, lo hacen porque lo quieren realmente y no por seguir una tendencia, esto hace que las actividades cobren mayor valor.

En resumen, el estudio demostró que las personas que viven desconectadas el mundo social digital son, en contraste, más sociales y además descansan mejor, pues no están expuestos al scroll infinito antes de irse a dormir.

Escogieron hacerse cargo y tomar parte real de lo que significa tener y mantener relaciones sociales verdaderamente significativas.

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