Un grupo de investigadores ha utilizado por primera vez los patrones de actividad eléctrica en el cerebro con el fin de determinar cuándo una persona está feliz, deprimida o contenta. Más allá de confiar en el criterio del propio paciente, que muchas veces no es confiable, los investigadores utilizarían esta técnica para tratar a personas con ansiedad o depresión realizando un monitoreo constante de su estado de ánimo a través de las ondas cerebrales.
Se trata de la primera vez que un equipo de neurocientíficos crea una conexión directa entre las ondas cerebrales y las emociones o estados de ánimo. En concreto, los investigadores estudiaron a siete pacientes a los cuales se les había implantado electrodos con anterioridad debido a que recibían tratamiento para la epilepsia. En este sentido, durante varios días fueron captadas las señales neuronales provenientes de dichos implantes, y también se realizaron cuestionarios acerca del estado de ánimo de cada participante.
El estudio reveló que las ondas cerebrales vinculadas al estado de ánimo eran distintas en cada paciente, sin embargo, los científicos usaron adicionalmente un software que correlacionó los datos provenientes de las ondas cerebrales del paciente con su cuestionario respectivo. De esta forma, lograron inferir su estado de ánimo luego de analizar exclusivamente las señales neuronales.
Evidentemente, no se trata de un estudio a gran escala, ya que solo involucra pacientes con implantes cerebrales. Además, los investigadores no determinaron con precisión la razón de que algunas ondas cerebrales estuviesen asociadas con algunos estados de ánimo.
A pesar de esto, los científicos consideran que su investigación podría sembrar un precedente para futuros tratamientos con estimulación cerebral profunda, un método que utiliza implantes en el cerebro para estimularle y servir de tratamiento para problemas de salud como trastorno obsesivo compulsivo y otros tipos de depresión.
Asimismo, este dispositivo podría mantener vigilancia activa sobre el estado de ánimo del paciente, permitiendo al médico tratante tener un mayor control sobre lo que ocurre y evaluar de mejor manera la evolución de la enfermedad.