La lucha contra la infección por el Virus de Inmunodeficiencia Adquirida está rindiendo sus frutos. Al respecto, recientemente se anunció que, si bien continúan las investigaciones, los resultados preliminares sugieren que los nuevos tratamientos desarrollados, tal como la PPrEP, funcionan tal como estaba planeado.
El método PPrEP es una estrategia de tratamiento preventivo que evita que las personas que están en riesgo de contraer el VIH se infecten. No obstante, debemos tener en cuenta que esto no funciona como si fuese una vacuna.
El acrónimo PPrEP significa profilaxis previa a la exposición, lo que se traduce en una estrategia de prevención que implica tomar medicinas para evitar que infecciones que se han introducido en el organismo, proliferen en él.
Tal como los medicamentos que toman las personas para prevenir la malaria cuando van a viajar a un lugar en donde aumentan las probabilidades de exposición al parásito que causa la enfermedad, el PPrEP tiene como objetivo impedir que la infección por el VIH se aloje en el organismo.
En este sentido, de acuerdo al Doctor Jared Baeten, un Profesor de Salud Global, Epidemiología y Medicina en la Universidad de Washington, la PPrEP podría evitar que parejas sexuales con riesgo de infección o personas que comparten agujas, se enfermen.
¿Cómo funciona la PPrEP?

Una versión de la PPrEP, llamada Truvada, ya está disponible en los Estados Unidos; específicamente, se trata de una píldora compuesta por dos medicamentos que se toma diariamente.
El principio activo de este tratamiento, una combinación de Tenofovir y Emtricitabina, fue creado originalmente como parte del tratamiento contra el VIH en personas que ya habían sido contagiadas.
Así, el Tenofovir y la Emtricitabina se alojan en las células T del organismo, que son un tipo de células inmunes hacia las cuales se dirige el VIH de forma primordial.
Entonces, al haber una concentración suficiente de estos medicamentos que funcionan como barrera de protección para las células T, al virus le resulta imposible replicarse en su interior, por lo que la infección termina antes de proliferar.
No obstante, estas moléculas no perduran en el interior del organismo por mucho tiempo, por lo que las personas deben tomar el tratamiento de forma regular.
Actualmente, los científicos están trabajando en más opciones de PPrEP, lo que incluye inyecciones, anillos intravaginales e implantes, pues, en la medida en que se desarrollan más opciones, le resultará más sencillo a cualquier persona encontrar el método que mejor se adapte a cada quien.
Por su parte, el anillo vaginal PPrEP está casi listo, pues los ensayos han demostrado que funciona y que es seguro, mientras que las inyecciones pudiesen demorarse unos 3 años más en estar listas.
Así mismo, de acuerdo a los expertos, los efectos secundarios derivados del uso de la PPrEP son raros y pocos significativos; en líneas generales, pueden causar náuseas y disminución en la densidad ósea, o, en casos muy raros, pueden aparecer complicaciones hepáticas.
Sin embargo, se ha observado que todos estos efectos secundarios son reversibles con el tratamiento adecuado y se están desarrollando mejoras para disminuir la incidencia de ellos.
Finalmente, los expertos concluyen que la mejor manera de asegurarse de que la PPrEP haga su trabajo implica lograr que médicos y pacientes hablen con total franqueza sobre los hábitos sexuales a fin de identificar las poblaciones objetivo que pudiesen beneficiarse de los métodos de PPrEP.
Referencia: Antiretroviral Prophylaxis for HIV Prevention in Heterosexual Men and Women. https://doi.org/10.1056/NEJMoa1108524