Para muchos, los días largos, el sol radiante y el clima cálido, hacen que el verano sea la temporada más esperada del año. Pero cuando el marcador del termómetro marca temperaturas elevadas, puede ser peligroso, especialmente para las mujeres embarazadas.

Tal vulnerabilidad se debe básicamente a que cuando hace mucho calor, es muy fácil que las mujeres embarazadas se deshidraten, lo que puede suponer un riesgo de complicaciones en el embarazo. Como regla general, los médicos advierten a las mujeres embarazadas que deben evitar exponerse a cualquier situación donde la temperatura corporal aumente demasiado.

Una temperatura corporal anormalmente alta, lo que se conoce como hipertermia, al principio del embarazo puede aumentar el riesgo de defectos de nacimiento. En particular, hay evidencia de que las mujeres que experimentan hipertermia en las primeras seis a ocho semanas de embarazo, corren un mayor riesgo de tener bebés con defectos en el cerebro o la médula espinal.

Sin embargo, los especialistas señalan que el riesgo de defectos congénitos vinculados a la hipertermia se limita principalmente a las primeras ocho semanas de embarazo. En otras palabras, es poco probable promover defectos de nacimiento por el aumento en la temperatura corporal superado que ese umbral.

Las mujeres experimentan muchos cambios durante el embarazo, incluidos cambios en la forma en que gestionan los líquidos y controlan su temperatura. Como resultado, pueden deshidratarse con mayor facilidad, o pueden ser más propensas a mostrar síntomas de deshidratación de lo que lo estarían si no estuvieran embarazadas.

Los síntomas de la deshidratación pueden incluir mareos o aturdimiento, que pueden resultar riesgosos para las mujeres embarazadas; pero adicionalmente, la deshidratación hace que el cerebro produzca la hormona que desencadena la sed, llamada vasopresina.

Pero esta hormona es similar a la oxitocina, la hormona involucrada en la estimulación de las contracciones uterinas. Por lo tanto, experimentar un cuadro de deshidratación en el tercer trimestre puede desencadenar contracciones uterinas intermitentes.

Estas contracciones, que no son provocadas por la naturaleza propia de la gestación, suelen resolverse con un tratamiento de hidratación; sin embargo, existe la posibilidad de que puedan desencadenar un parto prematuro.

La Dra. Saima Aftab, directora médica del Centro de Atención Fetal en el Hospital de Niños de Miami, expresó al respecto:

“Por todos estos motivos, es importante que las mujeres embarazadas permanezcan hidratadas. Sabemos que nada bueno sucederá si una madre experimenta un cuadro de deshidratación durante el embarazo.”

Referencia: Temperature and Term Low Birth Weight in California. American Journal of Epidemiology, 2018. https://doi.org/10.1093/aje/kwy116

Mary Quintero

Bióloga. Apasionada por la escritura. Asesora y orientadora de medios digitales. Escribo sobre mi pasión: las ciencias.

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