Créditos: Discovery.

Si los tiburones actuales dan miedo, tan sólo pensar en un enorme Megalodón nadando en nuestros mares es algo digno de un ataque de pánico.

Este animal que se extinguió hace aproximadamente 2,6 millones de años, conocido por los expertos como Otodus Megalodón, fue el depredador marino más grande de todos los tiempos.

Así mismo, el Megalodón, que se considera erróneamente como un primo lejano de los tiburones blancos que conocemos actualmente, medía más o menos 50 pies de largo y tenía la boca llena de dientes del tamaño de una mano humana.

No conforme con esto, de acuerdo a un Paleontólogo de la Universidad de DePaul, llamado Kenshu Shimada, los mares y océanos terrestres estaban plagados de otros depredadores, además del Megalodón; en sus palabras:

“Los tiburones, como peces cartilaginosos en un sentido amplio, se remontan aproximadamente a unos 400 millones de años atrás en la historia”.

La mayoría de estos tiburones prehistóricos sólo se conocen a partir de fósiles de escamas o dientes; en este sentido, uno de los primeros tiburones de la historia, llamado Leonodus, se conoce particularmente por tener dientes de dos puntas y se infiere que tenía forma de anguila; sin embargo, esto no ha podido ser comprobado cabalmente.

Representación gráfica del Leonodus.

Por su parte, gracias al descubrimiento de un fósil en New Brunswick, en Canadá, se tiene más información sobre la forma de estos primeros tiburones que compartieron su hábitat con el Megalodón.

Particularmente, el fósil encontrado, pertenece a un miembro de la especie Doliodus Problematicus, que se traduce del latín como “mentiroso problemático”; este es uno de los especímenes de tiburón prehistórico más antiguos que se ha encontrado.

Al respecto, se plantea que tenía la cabeza en forma de cuña; además, tanto de sus aletas como de su parte inferior, sobresalían espinas, que se cree actuaban como una protección contra otros depredadores.

Si bien los tiburones actuales han perdido su apariencia espinosa, en el pasado, son varios de estos peces los que se encontraban armados de espinas. Tal es el caso del Xenacanthus, similar a una anguila con una espina en la cabeza, como si fuese un unicornio.

Este es el curioso aspecto del Xenacanthus.

Otro exponente de este grupo de tiburones espinosos es el Stethacanthus, que estaba adornado con lo que parece un cepillo erizado sobre su cabeza.

El Stethacanthus es un antepasado de los tiburones modernos.

Por su parte, existían otros tiburones de apariencia peculiar, como los Cladodontes, conocidos por tener unos extraños dientes con una cuchilla central alargada rodeada por púas de menor tamaño, permitiéndoles atrapar hasta las presas más escurridizas.

De esta manera, vemos que el Megalodón, perteneciente a la familia de los tiburones “mega-dientes”, no era el único depredador temible de nuestros mares, ya que la biodiversidad prehistórica se caracterizaba por criaturas tan extrañas como las que hemos presentado.

Referencia: Tracing the ancestry of the great white shark, Carcharodon carcharias, using morphometric analyses of fossil teeth. https://doi.org/10.1671/0272-4634(2006)26[806:TTAOTG]2.0.CO;2

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