Bien sea por la gran cantidad de ataques informáticos provenientes del extranjero, o porque simplemente están buscando provocar a sus países rivales, los funcionarios del Departamento de Defensa de EE.UU y de los servicios de inteligencia están apresurando sus esfuerzos por advertir a sus contratistas que no utilicen el software que de alguna forma está conectado al Kremlin o a Pekín.
De hecho, ha comenzado a circular una lista de ‘No Comprar’ donde aparece una compilación de las compañías que, a criterio del Pentágono, son sospechosas de poner en riesgo la seguridad nacional de EE.UU. En declaraciones a la prensa el pasado viernes, Ellen Lord, jefa de adquisiciones del Departamento de Defensa, aseguró:
Lo que estamos haciendo es asegurarnos de que no compraremos software que sea de procedencia rusa o china, y con frecuencia es difícil saberlo a primera vista debido a las compañías holding (…) hemos identificado ciertas compañías que no operan de manera consistente con lo que tenemos para los estándares de defensa.
A pesar de conocerse las intenciones del Pentágono, Lord no reveló las compañías que componen la lista. Pese a ello, las preocupaciones de esta organización con respecto a la seguridad nacional se hicieron más evidentes hace pocos meses cuando las compañías chinas ZTE Corp y Huawei fueron sancionadas por la administración Trump, por violar acuerdos comerciales que impedían enviar productos a Irán y Corea del Norte y luego mentir al respecto.
En el caso de ZTE, el fabricante de móviles pagó una multa millonaria, cambió sus altos directivos, y se comprometió a permitir el monitoreo externo de sus actividades con tal de que se le permitiera volver a operar normalmente en EE.UU.
En el caso del software ruso, la compañía informática más emblemática cuyo software fue totalmente prohibido es Kaspersky Lab, quien trasladó sus servidores a Suiza debido a las acusaciones de espionaje y finalmente decidió demandar a la administración Trump por la medida.