En circunstancias inesperadas, los científicos han encontrado un ejemplo de la selección natural en acción: después de la temporada de huracanes, las lagartijas que estaban mejor equipados para aferrarse a las ramas tienen más probabilidades de sobrevivir y, por lo tanto, transmitir sus genes.
Los huracanes pueden ser devastadores para los ecosistemas, causando muchas muertes prematuras y arruinando hábitats. Aunque puede ser desgarrador perder su hogar y sus pertenencias, la mayoría de las veces los humanos pueden evacuar a tiempo antes de que un huracán les alcance. En este punto, algunos animales pueden sentir el peligro y huir, pero muchos quedan atrapados en el ojo de la tormenta.
Los huracanes Irma y María, que azotaron el Caribe, Puerto Rico y las Islas Vírgenes de Estados Unidos en septiembre de 2017, fueron particularmente poderosos y devastadores.
Unos días antes de la acción de estos huracanes, casualmente el investigador Colin Donihue y sus colegas de la Universidad de Harvard acababan de terminar su estudio de lagartijas anolis (Anolis scriptus) en las islas adyacentes de West Indies, Pine and Water Cay, ubicadas en el extremo oriental de la isla Grand Bahama.
En su estudio de la lagartija endógena, los investigadores recolectaron y analizaron decenas de ejemplares.
Sin saberlo, su estudio se presentó como una excelente oportunidad para estudiar el impacto directo de los desastres naturales en la vida silvestre local, por lo que decidieron regresar de inmediato a las islas, una vez que se despejara el clima.
El equipo se centró en la diferencia de la longitud de las extremidades, dedos y las almohadillas adhesivas, de las poblaciones de lagartijas anolis antes y después de los huracanes. Se cree que estas características son críticas para las habilidades de apego de los animales y se han asociado con el uso del hábitat y el modo de locomoción.
Luego de recolectar y nuevamente analizar ejemplares de la especie, los investigadores encontraron que las lagartijas que sobrevivieron al ataque de los huracanes en ambas islas tenían almohadillas adhesivas, dedos y miembros anteriores significativamente más grandes, así como miembros posteriores más cortos, en comparación con la población recolectada antes de las tormentas.
Las observaciones fueron estadísticamente significativas y consistentes en ambos sitios insulares.
Los investigadores explican que estas características permiten que los lagartos tener un mejor agarre en las ramas de los árboles, haciéndolos más resistentes frente a los vientos huracanados.
Esencialmente, lo que los investigadores encontraron es buen ejemplo de selección natural en acción. Estos lagartos supervivientes se reproducirán y, como tal las dos islas se llenarán de poblaciones con individuos mejor preparados para resistir los embates de un huracán.
Se espera que los fenómenos climáticos extremos en las próximas décadas incrementen en frecuencia y en intensidad. En este sentido, los signos de resistencia fundamentados por la selección natural, pueden convertirse en un factor de evolución cada vez más notable para una variedad de animales.
Referencia: Hurricane-induced selection on the morphology of an island lizard. Nature, 2018. https://doi.org/10.1038/s41586-018-0352-3