Cuando el corazón de un paciente deja de latir, un tratamiento de último recurso que usan los médicos para reactivar el órgano vital es aplicar una inyección de adrenalina. Se trata de un procedimiento de rutina en salas de emergencia de todo el mundo; sin embargo, los resultados de un reciente estudio cuestionan la seguridad y efectividad de esta común intervención.
De acuerdo a los investigadores, a pesar de que la adrenalina aumenta el flujo sanguíneo al corazón y aumenta la posibilidad de restaurar el latido cardíaco, también reduce el flujo sanguíneo en los pequeños vasos sanguíneos del cerebro, lo que puede causar daño cerebral.
El estudio encontró que un tercio de los sobrevivientes de un paro cardíaco que recibieron adrenalina, terminaron en estado vegetativo o sufrieron otros daños cerebrales severos, en comparación con el 18 por ciento de sobrevivientes que recibieron un placebo.
En general, el ensayo reveló que el uso de adrenalina casi duplica el riesgo de daño neurológico severo en los que sobreviven y no mejora mucho la tasa de supervivencia de quienes sufren un paro cardiaco.
El Dr. Gavin Perkins, profesor en la Escuela de Medicina Warwick en Reino Unido y miembro del equipo de investigadores que realizó el estudio, explicó:
“Este estudio nos muestra por un lado que, los beneficios de la adrenalina son reducidos: un superviviente adicional por cada 125 pacientes tratados; y por otro lado, que la común intervención casi duplica el riesgo de producir daño cerebral grave entre los sobrevivientes.”.
Para el ensayo, los paramédicos en cinco regiones del Reino Unido recibieron paquetes de jeringas precargadas con adrenalina o un placebo para ser utilizadas si se encontraban con personas en paro cardíaco. Si los intentos iniciales de resucitación por RCP o desfibrilación fallaban, se instruía a los paramédicos para que procedieran con el tratamiento.
Los paramédicos no sabían si estaban administrando a los pacientes adrenalina o una solución salina inofensiva. Los residentes de las áreas donde se realizó el ensayo, llamado Paramedic2, recibieron información sobre el estudio y se les dio la opción de usar un brazalete identificador si no deseaban participar.
De los 4.012 pacientes tratados con adrenalina, 130 seguían vivos después de 30 días, en comparación con 94 de los 3,995 pacientes que recibieron un placebo.
Sin embargo, un número significativo de personas que sobrevivieron el tiempo suficiente para recibir el alta hospitalaria tuvo daño cerebral. De los 128 pacientes que recibieron adrenalina, 40 tenían daño cerebral severo, en comparación con 17 de los 91 sobrevivientes que recibieron el placebo.
Los autores del estudio concluyen señalando que el marginal aumento en la tasa de supervivencia que se le reconoce a la adrenalina, se ve atenuado por el significativo incremento del riesgo de sufrir daños cerebrales severos; por tal motivo, tienen la certeza que estos resultados tendrán un gran impacto en la forma en que se tratan los paros cardíacos.
Referencia: A Randomized Trial of Epinephrine in Out-of-Hospital Cardiac Arrest. The New England Journal of Medicine, 2018. https://doi.org/10.1056/NEJMoa1806842