Una reciente investigación realizada por científicos de la Universidad Occidental de Australia señala que la llamada “siembra vaginal”, una popular práctica en la que los bebés nacidos por cesárea se frotan con las secreciones vaginales de la madre, es potencialmente insegura y totalmente injustificada.
La práctica se basa en la teoría de que los bebés nacidos por cesárea tienen un mayor riesgo de sufrir diversas enfermedades que los nacidos por vía vaginal, ya que al momento de su nacimiento no fueron expuestos a las bacterias encontradas en el canal de parto. La práctica implica el uso de un hisopo de gasa para transferir el fluido vaginal al bebé recién nacido.
Los investigadores realizaron una revisión exhaustiva de estudios previos que detallan las poblaciones bacterianas asociadas con los recién nacidos, cómo cambian desde el nacimiento del bebé y si hubo diferencias asociadas con el modo de parto.
Sin embargo, destacan los investigadores, el argumento que justifica la siembra vaginal no se ha demostrado en ningún estudio. Es mucho más probable que las indudables diferencias en los microbiomas de los niños se deben a los antibióticos, que son muy comunes en el parto por cesárea.
Además, hay otros factores que pueden influir en las diferencias del microbioma de los bebés nacidos por cesárea y los nacidos por parto, como la duración de la lactancia materna, la obesidad materna y una menor edad gestacional.
La Dra. Lisa Stinson, de la División de Obstetricia y Ginecología de la Universidad Occidental Australia y autora principal de la investigación, expresó:
“Después de revisar minuciosamente la evidencia científica, no encontramos apoyo para la hipótesis del sembrado vaginal. Si bien sabemos que el parto por cesárea afecta el microbioma infantil, es muy poco probable que estas diferencias sean causadas por la falta de exposición a los microbios vaginales al nacer”.
De acuerdo a los investigadores, la siembra vaginal puede potencialmente transferir bacterias o virus peligrosos de la madre al niño, lo que es un riesgo evitable. los autores señalan: “Los médicos y obstetras no deben ceder a la petición de realizar la siembra vaginal, a menos que se demuestre que la necesitan y que el procedimiento es efectivo y seguro”.
Esta revisión proporciona un argumento convincente en contra de la teoría de que las diferencias en los microbiomas de los bebés nacidos por cesárea y por parto, son el resultado exclusivo de la exposición al canal de parto.
Referencia: A Critical Review of the Bacterial Baptism Hypothesis and the Impact of Cesarean Delivery on the Infant Microbiome. Frontiers in Medicine, 2018. https://doi.org/10.3389/fmed.2018.00135