Hacer Nada

Vivimos en un mundo hiperactivo en el que se aplauden los estilos de vida activos y grandes logros. De hecho, tratamos de exprimir todo lo que podamos en el día, sin perder ni un sólo minuto. Para la sociedad actual la idea de “hacer nada” puede parecer desconcertante; sin embargo, aprender cómo pasar un tiempo sin hacer nada podría ser la habilidad más importante para prosperar en nuestra frenética, abrumada y siempre conectada cultura.

Asumiendo que no estás muerto, siempre estás haciendo algo, incluso si sólo “saboreas” los placeres de la inactividad. Para los psicólogos, saborear está lejos de ser pasivo: se trata de un conjunto de habilidades para disfrutar el momento; por ejemplo, centrarse en cada uno de los sentidos.

Pero lo que generalmente se entiende por “no hacer nada” se refiere es a no hacer nada “útil”. El problema es que «útil» se define de maneras que no siempre sirven a nuestros intereses. Trabajar más duro para ganar más para comprar más cosas, es útil para las personas que venden las cosas, pero no necesariamente para ti.

Hay buenas razones por las que tantos autores y artistas famosos incorporan largas caminatas en sus rutinas diarias. Uno es el “efecto de incubación” bien estudiado: dejar de centrarse en un proyecto parece otorgar un permiso inconsciente para ponerse a trabajar.

Algunos creen que mantener un ritmo frenético les ayuda a lograr más cada día; sin embargo, ese es un argumento totalmente discutible. Lo único seguro que podemos obtener de nuestro estilo de vida agitado es estrés y ansiedad.

La verdad es que estamos tan ocupados manteniéndonos ocupados que no somos capaces de ver cuán errada puede ser esa apetencia. Como bien dijo el periodista Sydney J. Harris: “el momento de relajarse es cuando no tienes tiempo para ello”.

Desde la revolución industrial, los humanos se han tratado a sí mismo como máquinas, asumiendo que la forma de hacer más, es presionándose más, por más tiempo.

Pero los cada vez más los estudio neurocientíficos ratifican que nuestros cerebros dependen del tiempo de inactividad, no sólo para recargar energías, sino para procesar los datos que nos inundan, consolidar la memoria y reforzar el aprendizaje, fortaleciendo las vías neuronales que posibilitan tales hazañas.

De este modo, puedes comenzar a hacer más haciendo menos. Saborea los momentos simples y ten presente que la vida no es una carrera hacia la línea de meta. Lo que importa no es cuánto haces, sino la calidad de las cosas que haces.

De este modo, puedes estar seguro que “hacer nada” no es malgastar el tiempo; al contrario, se trata de una inversión para ser más productivos.

Referencias:

Incubation and Intuition in Creative Problem Solving. Frontiers in Psychology, 2016. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2016.01076

Creativity—the unconscious foundations of the incubation period. Frontiers in Human Neuroscience, 2014. https://doi.org/10.3389/fnhum.2014.00215

Does Being Bored Make Us More Creative? Creativity Research Journal, 2014. https://doi.org/10.1080/10400419.2014.901073

Persistent default‐mode network connectivity during light sedation. Human Brain Mapping, 2008. https://doi.org/10.1002/hbm.20537

Increasing propensity to mind-wander with transcranial direct current stimulation. PNAS, 2015. https://doi.org/10.1073/pnas.1421435112

Mary Quintero

Bióloga. Apasionada por la escritura. Asesora y orientadora de medios digitales. Escribo sobre mi pasión: las ciencias.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *