Investigaciones previas muestran que entre el 30 y el 50 por ciento de las mujeres padecen algún tipo de disfunción sexual, incluyendo disminución de la libido y problemas de excitación y lubricación. Este escenario crea una evidente necesidad de encontrar alternativas de tratamiento que estén orientados a corregir estas alteraciones.
En este sentido, una nueva investigación muestra que un químico cerebral llamado kisspeptina, es responsable de gran parte de nuestro comportamiento sexual y de nuestra atracción sexual.
Mejor conocida como la “hormona del beso”, la kisspeptina ya previamente se había relacionado con los cambios sexuales de la pubertad y la fertilidad, pero los resultados de este estudio sugieren que podría beneficiar a mujeres que sufren de impulsos sexuales extremadamente bajos o trastorno de deseo sexual hipoactivo (HSDD, por sus siglas en inglés).
En muchos de estos casos las pacientes son tratadas con testosterona, a fin de mejorar los deseos sexuales femeninos, sin embargo, puede causar efectos secundarios “masculinos”, como vello facial y una voz más profunda.
La coautora del estudio, profesora Julie Bakker de la Universidad de Lieja en Bélgica, manifestó al respecto:
En la actualidad no disponemos de buenos tratamientos para las mujeres que sufren de un deseo sexual bajo. El descubrimiento de que la hormona kisspeptina controla tanto la atracción como el deseo sexual, abre nuevas y emocionantes posibilidades para el desarrollo de tratamientos para el bajo deseo sexual.
Utilizando ratones hembra como modelo, los investigadores encontraron que la kisspeptina, impulsa la atracción hacia el sexo opuesto y el comportamiento sexual.
Descubrieron que las feromonas secretadas por el ratón macho activan estas neuronas que, a su vez, transmiten esta señal a otra población de neuronas encargadas de liberar gonadotropina a fin de atraer la atracción hacia el sexo opuesto. En paralelo, también transmiten esta señal a las células que producen el óxido nítrico, el neurotransmisor responsable de desencadenar el comportamiento sexual.
En referencia los resultados del estudio, el profesor Ulrich Boehm, coautor de la investigación, explicó:
Hasta ahora, se sabía poco sobre cómo el cerebro articula la ovulación, la atracción y el sexo. Ahora sabemos que la kisspeptina, controla todos estos aspectos a través de diferentes circuitos cerebrales que corren en paralelo uno con el otro.
La hormona Kisspeptina parece ser vital para combinar la atracción al sexo opuesto y el comportamiento sexual. Los autores del estudio advierten de que necesitarán más estudios para confirmar sus conclusiones, pero el papel de la hormona kisspeptina en la actividad sexual ahora está consolidado.