A pesar de que la Directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, ha sugerido en el pasado que los bancos centrales del mundo no deben oponerse al crecimiento de las criptomonedas, ahora parece que su postura en relación a este sector ha cambiado y ahora tiene un tono regulador.
Irónicamente, Lagarde no se equivocó cuando dijo el pasado mes de octubre que las criptomonedas causarían ‘alteraciones masivas’, ya que de hecho, el abrumador crecimiento del precio del Bitcoin a US$ 20.000 por unidad, y su reciente caída producto de diversas regulaciones, ha causado gran alteración e inestabilidad en este mercado.
Ahora, en declaraciones concedidas a CNNMoney el día de ayer, la directora del FMI dijo que una regulación hacia las criptomonedas es inevitable y necesaria a nivel internacional. Países como Corea del Sur ya ha planteado esta idea, sin embargo, un consenso entre países en torno a las criptomonedas no está nada cerca, si tenemos en cuenta que muchos gobiernos ni siquiera han opinado abiertamente sobre el tema.
Cuando se le preguntó su opinión sobre la popularidad que estaban teniendo las criptomonedas, Lagarde dijo que existía una ansiedad por encontrar altos rendimientos en los mercados globales, al tiempo que enfatizó que esta tendencia mostraba una “mentalidad de rebaño”, sobre todo de aquellas personas que buscaban hacerse ricos de la noche a la mañana.
La funcionaria dijo que la tendencia que ahora representa el sector de las criptomonedas fue impulsada en parte por las actividades delictivas inherentes a este mercado, como el lavado de dinero. Sin embargo, la propia Lagarde ha sido acusada de infractora en el pasado por haber permitido una transferencia ilegal dentro de su organización.
Lagarde enfatizó que es necesario encontrar las vías para una regulación a nivel internacional y una supervisión adecuada para este mercado. Recordemos que el pasado 2017, Christine Lagarde también predijo que en los próximos 5 años los bancos centrales de todo el mundo adoptarán a las criptomonedas, razón por la que era necesaria una regulación.