Si has tenido la oportunidad de estar cerca de gallos, sabrás que su canto mañanero puede llegar a ser bastante fuerte y penetrante. Si te encuentras cerca de un gallo mientras emite su particular cántico, estarás expuesto a una onda sonora que puede superar los 100 decibeles, lo que es suficiente para provocar un daño severo en el sistema auditivo. Entonces, ¿cómo los gallos no se ensordecen a sí mismos con su canto?
A fin de esclarecer esta interrogante, un equipo de investigadores de las Universidades de Amberes y de Gante, en Bélgica, realizaron un estudio de los oídos de las gallinas y los gallos. Para poder determinar los niveles de sonido al que están expuestos los animales cuando cantan, los investigadores sujetaron micrófonos en la cabeza de tres gallos, justo en las aberturas de sus oídos.
Conjuntamente, registraron el canto de los animales desde diferentes distancias y posteriormente, realizaron micro tomografías computarizadas de las gallinas y los gallos; esto les permitió reconstruir digitalmente la morfología de sus canales auditivos.
Las mediciones revelaron que las emisiones sonoras producidas por los gallos, contaban con la suficiente potencia como para generar un daño auditivo severo; con frecuencia se registraron cantos que podían alcanzar hasta los 140 decibelios; una intensidad acústica comparable a la producida por un jet cuando despega.
Los investigadores descubrieron que cuando los animales abren completamente sus picos, lo que sucede cuando cantan, sus conductos auditivos se cierran por completo; este mecanismo protector, que básicamente puede describirse como tampones anatómicos para sus oídos, les permite a los gallos ser tan ruidosos sin auto infringirse lesiones auditivas.
Una vez evidenciado el mecanismo protector en los gallos, los investigadores se enfocaron en las gallinas, encontrando sorpresivamente que sus conductos auditivos no se cierran completamente debido a pequeñas diferencias morfológicas.
Los gallos son criaturas territoriales y su canto busca mantener alejados a los posibles competidores de su gallinero; de este modo, mientras más fuerte sea el canto del gallo, mayor será su éxito reproductivo. Esta investigación apunta a la idea de que con el tiempo, el canto de los gallos evolucionó para hacerse más y más fuerte, y en esta misma medida, las características de sus canales auditivos evolucionaron en respuesta.