El virus de papiloma humano (VPH) es sin duda el patógeno de transmisión sexual más común; de hecho, casi todas las personas que tienen relaciones sexuales contraen el virus VPH en algún momento de sus vidas.
Aunque generalmente es inofensivo y desaparece por sí mismo, es responsable de casi todos los casos de cáncer de cuello uterino, así como del 90% de los cánceres anales, 65% de cánceres vaginales, 50% de los cánceres de vulva, 35% de los cánceres de pene y 60% de los cánceres orofaríngeos, es decir, cánceres de la parte posterior de la garganta, incluida la base de la lengua y las amígdalas.
El VPH se transmite se transmite por contacto piel con piel. La mayoría de las personas contraen el virus a través del contacto genital directo, como ocurre en el sexo vaginal y anal, así como también por el sexo oral.
Si bien existen pruebas verificadas para detectar el VPH en personas antes de que desarrollen cáncer de cuello uterino, no ocurre lo mismo con los cánceres orofaríngeos, los cuales se estiman que superen en número a los casos de cáncer de cuello uterino para el año 2020.
Sólo alrededor del cinco por ciento de las personas infectadas con el VPH desarrollarán cáncer de boca o garganta, lo que sugiere que el sistema inmunológico de la mayoría de las personas puede frenar fácilmente las infecciones. Lo que plantea la pregunta, ¿por qué el sistema inmunitario no protege al cinco por ciento que desarrolla cáncer?
Científicos del Centro Médico de la Universidad de Rochester (URMC) creen que la respuesta se encuentra en unas láminas delgadas y viscosas de bacterias llamadas biopelículas. Los investigadores encontraron VPH oculto en biopelículas dentro de los bolsillos en la superficie de las amígdalas palatinas, llamadas criptas, que es donde se originan los cánceres orofaríngeos relacionados con el virus.
El equipo de investigación estudió muestras de tejido de 102 pacientes que tenían amigdalectomía electiva. Cinco de esas muestras contenían VPH y cuatro contenían cepas de alto riesgo. En todos los casos, el VPH se encontró en las biopelículas de las criptas de las amígdalas.
Los autores del estudio explican que la infección por VPH se esparce en la amígdala durante actividad sexual y queda atrapado en la biopelícula, donde puede estar protegido contra las defensas del sistema inmune. En las criptas, el virus probablemente espera la oportunidad de restablecer la infección o invadir el tejido de la amígdala y potencialmente desarrollar cáncer.
En referencia los resultados obtenidos en la investigación, el Dr. Matthew Miller, profesor de Otorrinolaringología y Neurocirugía en URMC y coautor del estudio, comenta:
Dada la falta de inmunización universal contra el VPH y la posibilidad de que el virus evada el sistema inmunitario, nuestros hallazgos podrían tener implicaciones de largo alcance para identificar a las personas con riesgo de desarrollar cáncer de cabeza y cuello y finalmente prevenirlos.
Ahora, el equipo planea investigar posibles herramientas de detección para localizar el VPH en la boca y la garganta. El siguiente paso sería desarrollar antimicrobianos tópicos que interrumpan la biopelícula y permitan que el sistema inmunitario elimine el virus.