Una investigación realizada de manera conjunta por científicos de la Universidad de Texas y la Universidad de Arizona, revela que los diferentes tipos de aerosoles liberados en la atmósfera, pueden afectar las formaciones de las nubes e influir en los patrones climáticos.
Los aerosoles son diminutas partículas suspendidas en la atmósfera. Si bien una importante cantidad proviene de los océanos, las erupciones volcánicas, los desiertos y los incendios forestales, los generados por la actividad humana tienen un rol preponderante.
Las partículas de aerosol exhiben impactos importantes en el desarrollo de las nubes y los procesos de precipitación. De acuerdo con los investigadores, estos efectos indirectos incluyen la alteración de las propiedades de la nube como la vida útil, la distribución del tamaño de gota, el contenido y la trayectoria de agua líquida y helada, la profundidad óptica de la nube y el albedo.
Por lo tanto, existe un gran impacto para la sociedad en general debido a la gran dependencia que tenemos por la distribución del agua disponible en una región determinada, bien sea para el consumo público, la agricultura o con fines industriales.
El investigador Timothy Logan, profesor en el Departamento de Ciencias Atmosféricas de la Universidad Texas y autor principal del estudio, explicó:
Ciertos tipos de aerosoles pueden convertirse en núcleos de condensación de nubes y su concentración puede dictar el comportamiento de nubes. La dependencia del tipo de aerosol es la clave para entender bajo qué condiciones se desarrollarán las nubes, así como la cantidad de precipitación que pudieran generar.
Los científicos estudiaron los aerosoles sobre el océano y su capacidad para sembrar nubes como núcleos de condensación de nubes superficiales, que determinan el tipo y la duración de la precipitación. En complemento, examinaron cómo se mueven las nubes, cruzando de un océano a otro. Los especialistas encontraron que los patrones de viento son capaces de transportar aerosoles a cientos o miles de kilómetros de sus regiones de origen.
Sus observaciones les permitieron afirmar que los aerosoles no solo actúan como núcleos de condensación de nubes, sino que también pueden mejorar o limitar la concentración de los núcleos de condensación de las nubes. Esta concentración influye en la duración, el grosor y el brillo de las nubes, así como en la precipitación resultante.
Hay muchos tipos diferentes de aerosoles que tienen efectos positivos y negativos en el desarrollo de la nube. Los sulfatos y ciertos tipos de compuestos carbonosos, como el humo de pólvora envejecido y las partículas de diesel, e incluso los aerosoles biológicos, tienden a aumentar la cantidad de gotas de nubes; en contraste el polvo mineral y el humo fresco de los incendios forestales tienden a disminuir las concentraciones de gotas de agua en las nubes.
A fin de tener una mejor comprensión de los procesos y mecanismos involucrados, valiéndose de técnicas de observación terrestres y espaciales, el equipo de investigadores planea realizar un estudio observacional a largo plazo y modelar la sensibilidad conductual entre los aerosoles, las nubes y la precipitación.