La manera en que percibimos nuestra situación económica juega un papel importante al decidir si queremos una aventura casual o comprometernos. La afirmación surge de un estudio realizado por científicos de la Universidad Swansea. La Investigación analizó cómo las variables particulares afectan lo que estamos buscando en el amor, encontrando que cuanto más sentimos que tenemos, más preferimos las aventuras a las relaciones a largo plazo.
Los investigadores contaron con la participación de 151 voluntarios heterosexuales, 75 hombres y 76 mujeres, todos con edades que rondaban los 20 años y sin hijos, los cuales formaron parte de un experimento en el que tuvieron que considerar 50 posibles parejas y ubicarlas en tres categorías diferentes: una aventura a corto plazo, una relación a largo plazo o ningún tipo de relación.
A continuación, los voluntarios observaron varias imágenes de artículos de lujo, como coches caros, casas y ropa de diseñadores, antes de tener que categorizar nuevamente a las 50 potenciales parejas.
Los investigadores evidenciaron que después de ver las imágenes que evocaban opulencia, más personas escogieron tener aventuras a corto plazo. Tanto los hombres como las mujeres eran significativamente más propensos a ir de aventuras casuales después de ver las imágenes.
Estos resultados muestran que el peculio personal juega un papel importante en lo que queremos que sea nuestra vida amorosa. Aunque los investigadores ciertamente admiten que existe la posibilidad de comprometerse si aparece la persona adecuada, advierten que la situación económica definitivamente impacta en lo que la gente busca en el amor.
Tal reacción está profundamente enraizada en nuestra evolución. Según el coautor del estudio y catedrático de psicología evolutiva en Swansea, el Dr. Andrew G. Thomas, en un período de abundancia no es necesario “apegarse a un compañero” como lo haría si los recursos fueran escasos.
Según los investigadores, un entorno en el que no escaseaban los recursos, facilitaba a las madres ancestrales criar a sus hijos sin la ayuda del padre. Esto hizo que, para ambos sexos, el apareamiento a corto plazo fuera una opción viable en tiempos de abundancia de recursos. Los resultados de este estudio sugieren que los humanos modernos aun preservan esa conducta.
Pero el estudio también consideró otros aspectos, encontrando que el miedo también juega un papel importante en si elegimos comprometernos con una pareja o no. Cuando los voluntarios fueron expuestos a imágenes amenazantes, como depredadores naturales, un número relevante de los voluntarios, principalmente mujeres, estaban más interesadas en las relaciones a largo plazo que antes.
El Dr. Thomas concluye señalando que el estudio muestra cuán bien los humanos se adaptan a las diferentes circunstancias cuando se trata de establecer una relación sentimental con alguien y destaca que, cuando esas circunstancias cambian, también los hacen sus preferencias.