De acuerdo a un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Emory, la tripofobia, una afección que se distingue por la aversión a los agujeros, como los de un panal de abeja, una cápsula de loto o las burbujas en el café, es impulsado más por sentimientos de disgusto que por el miedo.
Investigaciones previas, vincularon las reacciones tripofóbicas a algunas de las mismas propiedades visuales compartidas por imágenes de animales amenazantes desde el punto de vista evolutivo, como las serpientes y las arañas.
El patrón repetitivo de alto contraste visto en grupos de agujeros, por ejemplo, es similar al patrón en la piel de muchas serpientes y el patrón hecho por las patas oscuras de una araña sobre un fondo más claro.
La investigadora Stella Lourenco, psicóloga de la Universidad de Emory y coautora del estudio, comenta al respecto: “Algunas personas se ven tan afectadas por ver estos patrones en ciertos objetos, que no soportan estar cerca de ellos. El fenómeno, que probablemente tiene una base evolutiva, puede ser más común de lo que pensamos.”
Está bien establecido que ver imágenes de animales amenazantes generalmente provoca una reacción de miedo en quienes las perciben, lo cual está asociado con el sistema nervioso simpático, aumentando la frecuencia cardíaca y respiratoria, así como una dilatación pupilar. Esta hiperexcitación al peligro potencial se conoce como la respuesta de lucha o huida.
Los investigadores querían probar si esta misma respuesta fisiológica se asociaba con imágenes de agujeros aparentemente inocuas.
Para el estudio se contó con la participación de 41 voluntarios, quienes mostraron una visión normal o corregida a la normalidad. A los individuos les fueron mostrados 60 imágenes: 20 con patrones considerados tripofóbicos, 20 de serpientes y arañas, y 20 de objetos neutros.
Los investigadores registraron las respuestas oculares de los participantes en cada imagen. Utilizaron tecnología de seguimiento ocular que midió los cambios en el tamaño de la pupila para diferenciar las respuestas de los sujetos del estudio a cada grupo de imágenes.
A diferencia de las imágenes de serpientes y arañas, las imágenes de los agujeros (tripofóbicas) provocaron una mayor constricción de las pupilas, una respuesta que está asociada con el sistema nervioso parasimpático y sentimientos de disgusto.
Vladislav Ayzenberg, autor principal del estudio, explica: “A primera vista, las imágenes de animales amenazantes y grupos de agujeros provocan una reacción aversiva. Nuestros hallazgos sugieren que los fundamentos fisiológicos para estas reacciones son diferentes, a pesar de que la aversión general puede estar enraizada en propiedades visuales espectrales compartidas.”
En contraste con una respuesta de lucha o huida, preparando al cuerpo para la acción, una respuesta parasimpática reduce la frecuencia cardíaca y la respiración y contrae las pupilas.
Los investigadores teorizan que los cúmulos de agujeros pueden ser evolutivamente indicativos de contaminación y enfermedad: señales visuales de comida podrida o con moho o el aspecto de una piel carcomida por una infección, lo que podría provocar el sentimiento de aversión.