Durante décadas se ha tenido conocimiento de los riesgos que la fiebre representa en el correcto desarrollo del bebé, siendo las afectaciones cardiacas y las malformaciones faciales, especialmente la fisura labial o palatina, las más recurrentes. Aunque se ha especulado que estas alteraciones son provocadas por el efecto del virus u otras fuentes de infección desencadenantes de la fiebre, no se cuenta con una certeza al respecto.
Pero una nueva investigación realizada por científicos de la Universidad de Duke en Durham, Carolina del Norte, proporciona evidencia de que es la fiebre en sí, y no la causa que la origina, la que interfiere con el desarrollo cardíaco y facial, durante las primeras etapas del embarazo.
Para observar cómo la fiebre afecta a un feto en desarrollo, los investigadores estudiaron el pez cebra y embriones de pollo. Entre sus hallazgos, los científicos descubrieron que las células de la cresta neural, que son bloques críticos para la formación del corazón, la cara y la mandíbula, contienen propiedades sensibles a la temperatura.
El neonatólogo Eric Benner, autor principal del estudio y profesor asistente de pediatría en Duke, expresa: “Descubrimos que estas células de cresta neural contienen canales iónicos sensibles a la temperatura, los mismos canales que se encuentran en las neuronas sensoriales, esas que le indican al cuerpo que la temperatura ha cambiado, por ejemplo, cuando se entra en contacto con agua caliente.”
Los investigadores diseñaron una tecnología no invasiva basada en imanes, para crear condiciones febriles en dos canales específicos de iones sensibles a la temperatura, llamados TRPV1 y TRPV4, en las células de la cresta neural involucradas en el desarrollo del corazón y la cara.
Cuando estas células fueron sometidas a condiciones que simulaban una fiebre transitoria, los embriones desarrollaron irregularidades craneofaciales y defectos cardíacos, incluyendo el doble ventrículo derecho de salida, tetralogía de Fallot y otras obstrucciones del flujo de salida.
El tipo de defecto depende de si la fiebre se presenta durante el desarrollo del corazón o de la cabeza y la cara. Lo que los investigadores todavía no han logrado establecer con precisión es cómo la intensidad o la duración de la fiebre, afecta el desarrollo fetal.
Los autores del estudio señalan que, a pesar de tener conocimiento de que la fiebre está asociada con defectos congénitos, no se conocían los mecanismos que provocaban estas alteraciones; pero los hallazgos encontrados en este estudio tienen, entre otras implicaciones, el potencial pedagógico para educar a las madres sobre cómo la fiebre, en las primeras etapas del embrazo, es un factor de riesgo de defectos de nacimiento.