Los problemas de Kaspersky Lab, la conocida firma de seguridad informática de origen ruso, van de mal en peor. De hecho, se le ha presentado uno de los escenarios más desfavorables: la administración Trump ha sacado a la compañía de la lista de proveedores de Tecnología de la Información.
Una decisión tomada “luego de cuidadosas consideraciones”, según palabras de una vocera de la Administración General de Servicios de los Estados Unidos. Los acontecimientos de las recientes semanas apuntan apuntan a que la decisión se tomó sobre la base de las sospechas que el gobierno estadounidense ha estado expresando de que haya vínculos entre Kaspersky y el gobierno ruso, y que la empresa de seguridad haya estado haciendo trabajo de espionaje.
Estas acusaciones han sido repetidamente negadas por la empresa, de manera personal por su jefe ejecutivo Eugene Kaspersky, que incluso ha ofrecido poner a disposición, no sólo del gobierno de los Estados Unidos, sino de cualquier gobierno que así lo requiera, los códigos fuente del software que producen.
Pero la administración estadounidense se ha mostrado refractaria a estas propuestas, llegando a recrudecer las medidas contra Kaspersky: se rumora que está planteada una prohibición total de cualquier software producido por Kaspersky de todas las instancias de la administración de los Estados Unidos.
El escenario no pinta bien para la empresa moscovita, que ha estado viviendo recientemente episodios problemáticos relacionados con ciberespionaje, a pesar de que en todo momento su fundador se ha mostrado dispuesto a mostrar lo que haga falta para probar que sus actividades son legítimas.
La posición de la empresa expresa que es lamentable hallarse en medio de una pelea geopolítica donde “cada uno de los bandos pretende usar a la compañía como un peón” a su favor. Aún Kaspersky Lab no ha recibido notificación oficial de cuál es su actual situación como proveedor.