Eugene Kaspersky continúa en defensa de su reputación y la de su empresa Kaspersky Lab, dedicada a la seguridad informática, saliendo al paso de las acusaciones que se le han hecho de colaborar con el gobierno ruso, aportando soluciones anti-virus que puede ser usado para espiar los sistemas del gobierno estadounidense.
Para ello ha vuelto a afirmar que está dispuesto a aportar al gobierno de los Estados Unidos toda la asistencia que requiera. Ya en mayo pasado Kaspersky había ofrecido poner a disposición del gobierno el código fuente de su software para ser sometido a escrutinio.
Eugene Kasperky atribuye esta situación a un prejuicio que hace creer a algunos funcionarios, que, debido a su edad, y a su nacionalidad de origen, debió ser educado en la era soviética, y por lo tanto debería tener vínculos estrechos con las agencias de inteligencia rusas. Se queja de una situación frustrante, donde el denominador común de las acusaciones es la falta de evidencia, fuentes anónimas, presunciones asumidas como hechos incontrovertibles y teorías de conspiración.
El último incidente tuvo lugar el 27 de junio, cuando varios empleados de la firma de ciberseguridad fueron interrogados en sus casas, y se les pidió información interna de la empresa. Las tensiones entre Rusia y los Estados Unidos han llevado a sancionar una ley que prohíbe que empresas de ese país lleven a cabo alianzas comerciales con el Servicio Federal de Seguridad Ruso. El Senado estadounidense ya había propuesto prohibir el software de Kaspersky, bajo temores de espionaje.
El gobierno ruso también exige acceso al código fuente de las compañías que pretendan operar allí, exigencia a la que se han plegado firmas como Hewlett Packard, McAfee e IBM.
Eugene Kaspersky ha expresado de manera categórica que está dispuesto a entregar el código fuente de sus productos con cualquier gobierno que lo requiera, pero no está dispuesto a colaborar en actividades de espionaje.