Dos Personas Conversando

Casi 150 años después de que Charles Darwin propuso por primera vez una predicción poco conocida de su teoría de la selección sexual, los investigadores han encontrado que las polillas macho con antenas más grandes son mejores para detectar señales femeninas.

En 1871, Charles Darwin sugirió que la elección de un macho por parte de una hembra, podría conducir a la evolución de las señales de apareamiento en los machos. Su idea se deriva de sus observaciones en los despliegues de cortejo icónicas de los pavos reales, los cantos de los grillos y sus interpretaciones contemporáneas de la naturaleza caprichosa de las mujeres.

El macho promueve efectivamente sus cualidades, y si una hembra lo selecciona para aparearse con él, los genes de sus rasgos se transmiten a su descendencia en la próxima generación, a fin de garantizar la evolución de los rasgos masculinos y la preferencia del sexo femenino.

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La teoría de la selección sexual ha dominado la investigación sobre el comportamiento animal durante décadas y está bien soportada por muchos estudios.

El biólogo evolutivo Mark Elgar, profesor de la Escuela de Biociencias de la Universidad de Melbourne, se refiere al respecto y señala: “Darwin también propuso que la selección sexual puede favorecer a los machos que detectan y responden mejor a las señales de las mujeres, incluyendo señales químicas como las feromonas. Así que los machos con estructuras sensoriales que pueden detectar mejor las señales femeninas, pueden tener ventaja en la búsqueda de apareamiento y transmitir sus genes. Sin embargo esta idea se ha pasado por alto hasta ahora.”

El profesor Elgar y su equipo han estado investigando esa idea y realizaron un estudio en polillas y son los primeros en mostrar que los machos con grandes antenas están mejor equipados para detectar las bajas cantidades de feromona sexual, una señal química, que las polillas hembras utilizan para atraer a los machos.

El equipo estableció experimentos de campo con la polilla skeletoniser hoja de goma, (Nilaparvata Uraba). Los adultos de esta especie sólo viven alrededor de siete días, dentro de esta semana, deben atraer a su pareja, a veces compitiendo con muchas otras polillas en la misma área.

Las polillas hembra atraen la atención de los machos por la liberación de sexo-feromonas.

Las hembras adultas tienen antenas filiformes simples, mientras que los machos tienen antenas bipectinadas en forma de plumas. Siguiendo la sugerencia original de Darwin, el equipo predijo que los machos con antenas más grandes, que tienen más sensores químicos, podrían detectar mejor la cantidad de feromona sexual.

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Los investigadores encontraron que las polillas macho con antenas más grandes, independientemente de su tamaño corporal, eran más propensos a detectar la feromona sexual de una sola hembra.

Los datos obtenidos son consistentes con la predicción de Darwin, de que la selección sexual favorece la aparición de estructuras receptoras sensoriales exageradas, como estas antenas.

El equipo sugiere que las mujeres ajustan su señalización sexual para maximizar sus encuentros con tipos particulares de hombres, en lugar de simplemente aumentar la cantidad de encuentros y que, de modo similar a la polilla, los machos que son buenos oyentes y están más atentos, aparentemente le hacen ser compañeros más atractivos.

Mary Quintero

Bióloga. Apasionada por la escritura. Asesora y orientadora de medios digitales. Escribo sobre mi pasión: las ciencias.

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