Con cada actualización mayor de iOS, los usuarios suelen cansarse de leer el típico ‘Correcciones de errores y Optimización de rendimiento y Batería’. Lo que no saben, es que estas actualizaciones son en efecto la fuente de la juventud para los iPhones y que les permite soportar el paso del tiempo con buen semblante. Es la razón, por lo que hoy en día comparar el rendimiento de un iPhone 6s lanzado en el 2015 con el de un Samsung Galaxy S8 con apenas unos meses, no suene una idea tan descabellada.
Los chicos de PhoneBuff han realizado un vídeo en el que ejecutan la misma aplicación en ambos terminales, iPhone 6s y Galaxy S8. El orden es repetido de igual forma en ambos: ejecutando la app desde cero y luego ejecutando la app que estaba en segundo plano. Los resultados en la práctica, son sin duda de infarto:
Claro, muchos dirán, el Galaxy S8 tienen una pantalla más grande y por ende tiene que mover más píxeles, o que los dedos suelen ser imprecisos al ejecutar apps, pero lo cierto es que este tipo de resultados ya lo hemos visto antes.
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En resumen, si hay algo por lo que Apple sigue haciendo buenos iPhones es precisamente por la combinación perfecta entre hardware y software. El Galaxy S8 y el mismo Google Pixel, son los terminales que más se acercan a ese hegemonía, logrando ofrecer un máximo de experiencia al usuario.