Julían Ríos Cantú es un joven estudiante regiomontano de dieciocho años. Hace cinco, fue testigo de la lucha que sostuvo su madre contra el cáncer de mama, la cual puso en serio peligro su vida y obligó a que se le practicase una mastectomía. Sin embargo, el joven pudo tomar de la dura experiencia la inspiración necesaria para concebir y construir un sistema de detección temprana que podría revolucionar la lucha contra esta enfermedad.
Partiendo de la idea de que la autoexploración por sí sola no es suficiente para el monitoreo del cáncer mamario, Ríos concibió un brassiere con la capacidad de recolectar datos de un modo más completo. El brassiere se llama EVA. Está equipado con alrededor de 200 sensores sensibles al tacto, al calor y a la luz, que recogen datos sobre coloración, textura y temperatura de ambos senos, enviando luego la información a una aplicación móvil o PC ad hoc.
Algoritmos especializados usarán una red neuronal para analizar la información recogida, comparar con la vasta base de datos disponible, y elaborar un diagnóstico que se enviará a la usuaria y a su oncólogo. Con esta información a la mano, se podrán ordenar más estudios de ser necesario, y decidir con mejor base un curso de acción más adecuado. Eva no es problemático para usarse, ya que sólo requiere que la mujer se lo ponga una vez a la semana, por un período de entre 60 y 90 minutos.
https://youtu.be/jM5-xGsW4N8
La iniciativa de Julián Ríos le ha hecho acreedor a los 20 mil dólares del premio Global Student Entrepreneur Award, lo que le permitirá seguir desarrollando su invento a través de Higia Technologies, empresa creada por el joven.
En el vídeo explicativo, Ríos menciona que un millón 700 mil mujeres serán diagnosticadas con cáncer de mama este año. Es sin duda un mal terrible, que no admite descuidos. Pero como muchas otras formas de mal, permite que un diagnóstico temprano lleve a un tratamiento mucho más eficaz y con menos secuelas para la mujer.