Conciencia Cuerpo Y Mente

La relación entre la mente, el cerebro y el cuerpo ha mantenido ocupados a los científicos y filósofos durante siglos. Algunos de los primeros interesantes experimentos, aunque resultaban aterradores, apreciaban el papel del cuerpo en la conciencia humana, después de sufrir una decapitación.

En 1905, el médico francés Gabriel Beaurieux afirmaba haberse comunicado con el prisionero Henri Languille, después de que su cabeza había sido separada de su cuerpo. Casi dos décadas después, el científico soviético Serguéi Brukhonenko, informó que mantuvo con vida la cabeza cortada de un perro, durante casi seis meses utilizando una primitiva máquina que servía de corazón-pulmón.

En las imágenes de vídeo ofrecidas, supuestamente se muestra a la cabeza del animal respondiendo ante estímulos de luz, sonido y ácido cítrico; sin embargo, al ser negado el acceso al experimento, todo este proceso fue considerado como una falsa propaganda soviética.

Las investigaciones sobre la conciencia humana han cambiado mucho desde estas observaciones iniciales. Más recientemente, los neurocientíficos han puesto en duda cómo la materia física se puede transformar en la mente. En 1995, Francis Crick escribió en su libro “La hipótesis asombrosa”, que no somos nada más que una «enorme y compleja colección de neuronas».

Esta hipótesis es una forma de fisicalismo reduccionista, una posición filosófica a la que la neurociencia moderna normalmente se suscribe y que afirma que todo lo que existe no es más que sus propiedades físicas.

Una vez más con el uso de la decapitación de animales, aunque esta vez con ratas, los neurocientíficos han explorado la cuestión de cuánta actividad cerebral se observa después de la muerte.

En un experimento llevado a cabo en 2011, se informó que el tiempo que transcurre entre la decapitación de las ratas y la inconciencia, definida por una disminución en la actividad cognitiva de 50 por ciento, fue de 4 segundos.

Los investigadores también observaron una tardía, notable y acrecentada onda de actividad cerebral, la cual fue llamada como la «ola de la muerte»; ese momento cuando todas las neuronas del cerebro mueren al mismo tiempo, lo que tal vez sea la frontera definitiva entre la vida y la muerte.

Sin embargo, algunos creen que la mente es algo más que la suma de sus células cerebrales físicas. Una posición que contrasta con el fisicalismo es la suposición de que la dualidad física y mental son fundamentalmente sustancias diferentes.

Por otra parte, algunos filósofos y científicos han sugerido que «la información puede ser la clave para la conciencia”.

En consonancia con esta idea se encuentra la teoría de la información integrada, la cual acepta la existencia de la conciencia; sin embargo, esto abre las puertas para la controvertida implicación en la que cualquier cosa puede ser consciente, incluso un teléfono inteligente; sólo bastaría poseer un nivel suficientemente alto «phi»: una medida de información en un sistema que no puede ser reducido a la especificada por sus partes.

Más recientemente el profesor Andrew Kemp de la Universidad Swansea, en Reino Unido, busca un mejor entendimiento de la conexión entre cuerpo, conciencia y mente, enfocando su investigación en la función del nervio vago, el cual cuenta con la capacidad de regular tanto emociones y compromiso social, como funciones cognitivas, aportando un primer paso en el descubrimiento de cómo la salud del cuerpo y la mente puede verse afectada por éste nervio.

Aunque esta investigación puede brindar un elemento de compresión en la conexión cuerpo, conciencia y mente, aún queda mucho por descubrir en uno de los aspectos más familiares de nuestra existencia.

Mary Quintero

Bióloga. Apasionada por la escritura. Asesora y orientadora de medios digitales. Escribo sobre mi pasión: las ciencias.

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