Un informe publicado el día de ayer por The Information, hace referencia a una de las nuevas tácticas éticamente cuestionables en las que se ve implicado Uber. Resulta que la compañía utilizó un software interno llamado ‘Hell’ (Infierno) para rastrear la disponibilidad de los conductores de Lyft, quien resulta ser su principal competencia en Estados Unidos.
Lo interesante del reporte, que cita a una fuente que estuvo involucrada en el desarrollo y otra que tiene conocimiento de la existencia de Hell, es que al parecer el software fue utilizado para identificar a los conductores que trabajan para ambas empresas Lyft y Uber. El objeto de esto sería priorizar los incentivos a estos conductores con el objeto de que cambien de opinión y se volvieran trabajadores exclusivos de Uber.
En cuanto al nombre del software utilizado, Hell, este sería la contraparte de otro software del que se tiene conocimiento que la compañía utiliza, God View. Este último software permite a Uber conocer la locación exacta de sus conductores y/o clientes. En muchas ocasiones, se informó en el pasado de abusos por parte de empleados de Uber quienes utilizaron God View para acosar a periodistas, celebridades y ex-novias.
Cabe señalar, que según las fuentes de The Information, Uber dejó de utilizar ‘Hell’ a principios del 2016. Muy pocos dentro de Uber tenían conocimiento de este software, pero entre ellos se encontraba su fundador Travis Kalanick.
Pese a que todo se encuentra en especulaciones y la declaración de dos fuentes que decidieron soltar los datos, las implicaciones legales que este tipo de tácticas puede tener son palpables. Uber por su parte ha decidido no discutir el tema en público, en tanto que Lyft asegura que «Estamos en una industria competitiva. Sin embargo, de ser cierto, estas alegaciones son preocupantes«.
Este escándalo se sumaría a la lista de los que han azotado a la compañía en los últimos meses, que involucran sexismo, violación de patentes, acoso sexual, y hasta problemas con las autoridades reguladoras del tráfico en Estados Unidos, eso sin contar la salida abrupta de Italia y la paralización de sus operaciones en Argentina.