Todos los organismos vivos tienen necesidades básicas y sólo pueden sobrevivir en entornos donde los recursos vitales están disponibles para satisfacer esas necesidades. El agua es uno de esos recursos esenciales y su disponibilidad desempeña un papel fundamental en los ecosistemas terrestres. Debido a que se trata de un recurso que a menudo es limitado y puede distribuirse de forma desigual a través del tiempo y el espacio, tanto animales como plantas han desarrollado una serie de características morfológicas y fisiológicas, así como estrategias conductuales para hacer frente a la escasez de agua y evitar la deshidratación. En un estudio realizado en la Universidad Western de Australia, un grupo de investigadores logró evidenciar que las raíces de las plantas utilizan el sonido para localizar el agua.
Cuando se enfrentan con la escasez de agua, tanto los animales como las plantas tienen dos opciones principales: el ahorro o la búsqueda de agua. Varios animales y plantas han evolucionado para hacer frente a la escasez a través de su impresionante capacidad fisiológica para ahorrar agua previamente adquirida, por ejemplo los camellos y los cactus.
La autora principal de la investigación, Dra. Monica Gagliano del Centro de Biología Evolutiva de la Facultad de Biología Animal de la UWA, expresó que el agua era una necesidad básica para la supervivencia de la planta, y el estudio realizado mostró que el sonido juega un papel importante en ayudar a las plantas de atender a esta necesidad.
Para demostrarlo, los científicos utilizaron la planta de guisante común de jardín (Pisum sativum) como modelo; la planta fue colocada en un recipiente que tenía dos tubos en la base, lo cual ofrece una opción de dos direcciones para el crecimiento de sus raíces.
A continuación, la planta fue expuesta a una serie de sonidos que incluían ruido blanco, agua corriente y una grabación de un chorro de agua en cada tubo de la base; el comportamiento de la planta fue monitorizado detalladamente.
Los científicos descubrieron que las plantas podían determinar dónde se encontraba ubicada la fuente del agua y sus sistemas de raíces crecieron hacia esa fuente, basados en la detección del sonido del agua corriendo.
También fue sorprendente y extraordinario observar que la planta podría realmente distinguir cuando el sonido del agua era una grabación y cuando era real, dejando evidencia clara de que la planta no le gustaba el sonido grabado.
La Dra. Gagliano señala:
De esto podemos empezar a ver la complejidad de las interacciones de la planta con el sonido y su utilización para tomar decisiones de comportamiento.
En el mundo animal hay una fuerte llamada a entender cómo la contaminación acústica afecta negativamente a las poblaciones, pero ahora sabemos que las plantas también tienen que ser parte de estos estudios. La investigación tiene implicaciones importantes para entender el comportamiento de las plantas y cómo afecta su supervivencia.