Los psicólogos han descrito por mucho tiempo la experiencia humana como una dualidad entre dos modos de pensar: un proceso de asociación rápida cargada de emociones y otro de análisis razonado. En una línea de investigación conductual llevada a cabo en el laboratorio Huettel de la Universidad de Duke, se analizaron los marcos que modulan diferencialmente los procesos de toma de decisiones y se propone que el enemigo de la razón no es la emoción.

A un grupo de participantes se les ofreció $20 en efectivo, seguidamente se les solicitó escoger entre las siguientes opciones:

  1. Mantener la mitad de los $20 de manera garantizada.
  2. Lanzar una moneda; si acertaba, se conserva los $20; si no, pierde todo.

En tal escenario, la mayoría de los participantes eligieron la opción 1, prefiriendo un triunfo seguro sobre el juego de azar.

Independientemente, a otro grupo de participantes se les ofreció $ 20 en efectivo, seguidamente se les solicitó escoger entre las siguientes opciones:

  1. Perder la mitad de los $20 de manera garantizada.
  2. Lanzar una moneda; si acertaba, se conserva los $20; si no, pierde todo.

En este escenario, la mayoría de los participantes prefirieron el juego de azar antes de tener una pérdida segura.

Si se presta atención, notará que ambos ejemplos son numéricamente idénticos, mantener la mitad de $20 es lo mismo que perder la mitad, pero si la opción de seguridad se enmarca como una ganancia o una pérdida, da lugar a diferentes decisiones, ir a lo seguro o tomar un riesgo. Este fenómeno se conoce como efecto de formulación.

Utilizando imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI), se observó la actividad cerebral en 143 participantes, a medida que cada uno tomaba más de cien opciones entre diferentes apuestas de ganancias seguras o pérdidas seguras. A continuación, se comparó la actividad cerebral relacionada con la elección de los participantes. Se realizaron mapas de la actividad cerebral a partir de Neurosynth, una herramienta de análisis que combina datos de más de 8.000 estudios de fMRI publicados.

Cuando los participantes tomaron decisiones consistentes con el efecto de formulación, su actividad cerebral promedio era más parecida a los mapas cerebrales que representan la desconexión mental. Cuando tomaron decisiones incompatibles con el efecto de formulación, su actividad cerebral promedio era más parecida a los mapas cerebrales que representan el compromiso mental.

Estos hallazgos apoyan la teoría de que las decisiones enmarcadas en el efecto de formulación, se deben a una falta de esfuerzo mental más que a las emociones.

Esto sugiere posibles estrategias para que las personas tomen mejores decisiones. En lugar de tratar de apelar a las emociones de la gente, sería mejor asumir un enfoque en el que la toma de buenas decisiones se realice de manera rápida y fácil.

Mary Quintero

Bióloga. Apasionada por la escritura. Asesora y orientadora de medios digitales. Escribo sobre mi pasión: las ciencias.

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