Por más de una centuria, los científicos han soñado con convertir el elemento más ligero de todos, el hidrógeno, en un metal. En 1935, los físicos Eugene Wigner y Hillard Bell Huntington predijeron que bajo una inmensa presión, los átomos de hidrógeno mostrarían propiedades metálicas. Desde entonces, el hidrógeno metálico ha sido descrito como «el santo grial de la física de alta presión».
Gracias a un asombroso acto de alquimia moderna, científicos del laboratorio Lyman del Departamento de Física de la Universidad de Harvard, finalmente han logrado crear una pequeña cantidad de lo que es el material más raro y posiblemente más valioso del planeta.
En teoría, el hidrógeno metálico podría revolucionar la tecnología, permitiendo la creación de computadoras súper rápidas, trenes de levitación de alta velocidad, vehículos ultra eficientes; en fin, implicaría una mejora dramática en casi cualquier cosa que implique el uso de electricidad. Además, podría permitir a la humanidad, explorar el espacio ultraterrestre como nunca antes.
Sin embargo, esta perspectiva de un futuro maravilloso, depende de la capacidad que tengan los científicos para que el novedoso metal sea estable en presiones y temperaturas normales, algo que muchos expertos ponen en duda.
El coautor del estudio, el profesor Isaac Silvera expresa: “es la primera muestra de hidrógeno metálico en el planeta; por lo tanto, al observarlo se está mirando algo que nunca ha existido antes».
En este momento la pequeña pieza de metal sólo puede ser vista a través de dos diamantes que se utilizaron para someter el hidrógeno líquido, a una temperatura muy por debajo de la congelación y a presiones realmente altas, mayores que las que se encuentran en el centro de la Tierra.
La muestra permanece retenida en el laboratorio bajo condiciones excepcionales; sin embargo los científicos tienen planificado para los próximos días, ir normalizando los niveles de temperatura y presión de manera muy paulatina y cuidadosa.
Los científicos predicen que acorde con una teoría, el hidrógeno metálico será estable en presiones normales y a temperatura ambiente, algo que sin duda es fundamental. Básicamente, se puede establecer una comparación con la manera cómo se forman los diamantes; el grafito sometido a calor y presión se transforma en diamante y cuando esa presión y ese calor se disipan, no pierde sus propiedades, sigue siendo un diamante.
De ser cierta esta teorización, entonces el hidrógeno metálico y sus propiedades de superconductividad podrían mejorar dramáticamente cualquier cosa que use electricidad. Incluso, podría transformar los esfuerzos de la humanidad para explorar nuestro sistema solar proporcionando una forma de combustible de cohete casi cuatro veces más potente que la mejor disponible hoy en día.
La producción de hidrógeno metálico ha sido un gran desafío a la física de la materia condensada. Sin duda es un gran logro, incluso si sólo existe en el laboratorio, es un descubrimiento fundamental y muy transformador.