Konstantin Christian Childparent Generosity

Cualquiera sea el motivo, muchas personas tienen en mente dispensar obsequios, regalos y atenciones para los que le rodean; esta ha sido una tendencia generalizada que desde tiempos ancestrales nos ha caracterizado. Recientes investigaciones científicas ofrecen una respuesta a este comportamiento, y sugieren que nuestro cerebro está programado para hacernos generosos.

El neurocientífico Leonardo Christov-Moore y Marco Iacoboni, profesor de psiquiatría en la Escuela de Medicina David Geffen de la Universidad de California en Los Ángeles, realizaron una investigación que se basó en el escaneo de los cerebros de un grupo de participantes, para identificar las conexiones entre el comportamiento generoso y la actividad cerebral. Conjuntamente, los científicos obstaculizaron la actividad cerebral en áreas relacionadas con el control de impulsos, para ver si eso  alteraba las acciones de empatía de una persona.

En el primer estudio, los neurocientíficos utilizaron imágenes para observar la actividad cerebral, mientras que los participantes, realizaban una actividad que puso a prueba su generosidad. Esto permitió a los investigadores observar cuál de los participantes mostraba una mayor actividad en regiones del cerebro asociadas con el reconocimiento de dolor en otros.

En las exploraciones realizadas a los participantes, los científicos descubrieron que cuando realizaban algunas acciones generosas, mostraban actividad cerebral aumentada en regiones vinculadas a reconocer el dolor y la emoción.

En el segundo estudio, los investigadores utilizaron la estimulación cerebral para poder determinar si la naturaleza humana es generosa en esencia y que el egoísmo sólo emerge a través de la civilización y el comportamiento aprendido. Para lograrlo, los científicos usaron estimulación eléctrica, la cual puede restringir o aumentar la actividad en áreas específicas del cerebro.

En el estudio, los científicos suspendieron temporalmente el funcionamiento de partes de la corteza prefrontal del cerebro, que normalmente restringen la generosidad. Los participantes en el estudio experimentaron 40 segundos de estimulación transcraneal, un proceso en el que una bobina magnética es colocada cerca de la cabeza y envía impulsos de corriente eléctrica a regiones específicas del cerebro. Los resultados mostraron que el cierre temporal de la corteza prefrontal hizo maravillas por la generosidad de las personas, mostrando un incremento altamente significativo.

Los resultados de ambos estudios llevaron a los investigadores a concluir que el comportamiento humano se guía más por la empatía y la generosidad que por el egoísmo.

Además, los resultados sugieren un camino hacia el tratamiento de afecciones que limitan a algunas personas, su capacidad de comprender a los demás.  Expresa Iacoboni; “algún día, las personas cuyas cognición social se deteriora, podrían obtener los beneficios de tratamientos que regulen las vías neuronales para mejorar sus sentimientos de empatía.

Bióloga. Apasionada por la escritura. Asesora y orientadora de medios digitales. Escribo sobre mi pasión: las ciencias.

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