Bombus Terrestris

Niños hacen estudio científico sobre las abejas

En lo personal ya estoy cansado de ver las cosas interesantes que hacen los niños genios; porque es lógico, si son genios tienen que hacer cosas según su calificativo; pero donde quedan los que son niños normales, ellos no pueden hacer cosas interesantes? O es que lo que ellos hacen ya para todos nosotros resulta normal?

El caso es que unos chiquillos, para ser exactos son 25 niños que estudian en la Escuela Primaria de Blackawton, en Inglaterra, se han convertido en los científicos más jóvenes en ser publicados por una revista; así es, dicha revista es la Biology Letters. Estos chicos que están comprendidos entre las edades de 8 y 10 años de edad, han estudiado detenidamente a unas abejas, las Bombus terrestris, y su estudio ha arrojado el resultado que dichas abejas tienen la capacidad de reconocer las flores nutritivas gracias a los colores y patrones que tienen estas.

Esto comenzó cuando un neurocientífico, llamado Beau Lotto, visitó la escuela; este la visitó porque en ella estudia su querida hija llamada Misha. Pues resulta que Beau Lotto entabló una conversación con los chicos y les contó lo que él hace, sobre su investigación acerca de la percepción humana, las abejas y los robots. Pero algo que les dijo a los chicos que fue lo que causo todo este revuelo, fue cuando compartió con los chicos su idea de cómo se genera el conocimiento: “La ciencia no es nada más que un juego”. Entonces los chicos decidieron hacer esto, jugar.

Luego de esta charla que tuvieron los chicos con Lotto, Dave Strudwick, un profesor de la escuela de Blackawton, decidió poner en marcha un proyecto original de investigación en el que los niños tuvieran el control total. Claro, Lotto no los dejó solos, sino que él los apoyo a través de su programa Ciencia Callejera (Street Science), este programa se dedica a impulsar a que gente común, como nosotros, lleve a cabo experimentos originales fuera del laboratorio. Entonces Strudwick y Lotto decidieron hacer el intento con el saló de clases de estos chicos.

Lo que los chicos decidieron investigar es cuándo es que las abejas usan la relación espacial entre colores para descubrir qué flores tenían agua azucarada y cuáles no, algo que a ellos les llama la atención. Este experimento serviría para probar cierto comportamiento de dichos insectos en la vida salvaje, ya que si algunas flores son nocivas o su néctar ya fue tomado, las abejas deberían aprender a evitarlas.

Los chicos empezaron su camino con esto y con el primer experimento notaron que las abejas asociaban casi siempre el color de un panel con la presencia de agua azucarada, ya se podía entrever que esta investigación daría resultados. Al cambiar de color el lugar donde se encontraba el néctar, la mayoría de las abejas se confundieron y eligieron de manera aleatoria; sin embargo, dos abejas se adaptaron al cambio y fueron directamente al sitio correcto. Este hecho a ellos les emocionó bastante, pero no era un hallazgo demasiado grande, claro, abría las dudas interesantes en el ámbito de la biología evolutiva.

Los chicos culminaron su investigación y luego atravesaron un gran problema porque ellos querían que su experimento se publicara en una revista, pero la mayoría de estas se los negaba, porque? Solo por no tener citas ni fuentes en su investigación; pero esto no los botó moralmente, siguieron intentándolo hasta que la revista Biology Letters accedió a sacarlo en sus páginas. Esta revista no solo hizo pública la investigación, sino que respetó el estilo de escritura de los niños y las ilustraciones elaboradas con crayones de los chicos.

Lo que los chicos escribieron en el abstract fue: “Descubrimos que las abejas usan una combinación de relaciones de color y espaciales para decidir de qué flor comerás”. Pero lo que muchos dicen es que el mayor éxito logrado de esta investigación es la forma con la cual ellos ven la ciencia ahora: “También descubrimos que la ciencia es cool y divertida porque puedes hacer cosas que nadie más ha hecho antes”. Sin duda alguna no hay cosa que por mas grande que sea no se pueda alcanzar; estos chicos nos lo han demostrado y nos han dado una buena lección.

Francisco Espinoza

Escribo sobre ciencia, tecnología, fotografía y todo lo que me apasiona.

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